DE CARMEN MARTINEZ-RAPOSO PIEDRAFITA
La noche de Reyes, siempre es mágica, sobre todo si eres niño o tienes niños cerca. Mi primer recuerdo de una noche de Reyes es del año 62, llevaba 4 meses ya ingresada en el Hospital Gómez Ulla de Madrid, la maldita polio hizo que mis piernas fueran como trapo. En el hospital, solo había un par de niños, Maribel que era más mayor y Julito que estaba en el pulmón de acero. Mi madre llevaba todos esos meses a mi lado. Me rodeaban soldados ingresados por otras enfermedades infecciosas, no recuerdo ningún nombre, pero consiguieron que esa noche fuera inolvidable, se disfrazaron para mí, burlando a la monja que hacía guardia, y me pintaron esa sonrisa que veis.
Ese año los Reyes me dejaron además del recuerdo una muñeca que se llamaba Filo.
Mi homenaje a esos chicos, a mi madre y también a mi hermano que ese año no tuvo él a su mamá y mi deseo de que no olvidemos al niño ilusionado que todos tenemos.
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