MIS PIES. PATRICIA JIMENEZ
I
Son diferentes necesarios
Caminantes chuecos
calzando dispares
se sostienen a duras penas
con la ayuda de un loco imaginario
que les construyó
una torre de aluminio
y dos portátiles andamios
Mis pies
no siempre se vieron diferentes
Dejaron de crecer cuando
un virulento mal los atacó
dejándolos casi muertos
Todos corrían desde Caracas hasta New York
buscando cómo volverlos a la vida
Olvidaron sus nombres
Comenzaron a desconocerse
y el izquierdo se creyó en deber de crecer
más grande que el otro
A veces se sentían tan solos
porque en su disparidad
quedaban encerrados
fuera de un mundo
que les incomprendía
Mis pies
aprendieron a caminar
en baños de parafina ó aguas calientes
molidos a fuerza a veces
pero amados con abrazos en cada final
Y para sorpresa de los Titulados
dieron sus primeros pasos a los tres años
nuevamente
Agridulce niñez de soledades
abandonos involuntarios
y reencuentros con los pies de familia
II
Los años pasaron y mis pies aprendieron
los sones del amor y bailaron
Otros piececitos vinieron
buscando sus propios caminos
aprendieron a aceptar
los inevitables cambios
las grandes diferencias
Muchos otros pies pasaron
de todos los largos y anchos imaginados
vinieron a conocer las variantes de los calzados
que se hacían para caminos de lodo y piedra
ó senderos de suave verdor y quietud
III
Mis pies
como todo
fueron cambiando
El izquierdo se hizo rudo
Aprendió a sostenerse con la firmeza
de una columna de árboles vueltos poesía
y los latidos de un corazón
ciego sordo y mudo
a los noticieros nocturnos
A veces los calambres lo amarran al dolor
y a cuchilladas le recuerda
que su compadre derecho
le puede dar un poco de balance
si se le amarra un taco de a pulgada
para que abandone las ganas de volar
Mi pie derecho es flojo
Vagabundo de profesión
que siempre busca el acurruco
entre cobijas con pelos de oveja
y algodón entretejido
Por eso el zapato zurdo
casi siempre está sucio
con el barro mojado de esperanzas
azuzado por una voz
que perdió la vergüenza
y quedó desnuda al filo de la tarde
Mi lengua harta de tonos abruptos
les cantó sin desatino
que la mansedumbre de las masas
esas que se aturden con ser o no ser
diversas
es solo un obstáculo más
para ser baila'o
con o sin ayuda
hasta el día en que la Barca
los cruce al otro lado del
río
Pjc, 4 set 14.