domingo, 17 de diciembre de 2017

A MENUDO ME FALLAN LAS FUERZAS - María Gomez Caminero




A menudo me fallan las fuerzas.
Las ganas sin embargo, me suelen acompañar a casi todos los lugares que transito.
Las ganas solo se fueron cuando estuve al límite de la resistencia.
Y también entonces, apareció un ángel con voz de humano al otro lado del teléfono para recoger la toalla que yo tiraba y que él se negaba a dejar por los suelos.
Me abrió una puerta para salir de ese pozo negro sin luz ni risas.
Mi instinto básico de supervivencia y mi incondicional amor por vivir hizo el resto.
Empecé a reencontrar mis ganas, incluso a ratos conseguía algo de fuerza para acometer tareas.
Años después, gracias a mi incombustible voluntad, sigo con ganas.
A veces hasta con fuerzas para disfrutar algo más.
Nada que ver con la que fui.
Nada que ver con la que soy.
Nada que ver con la que seré.
Si acaso la esencia.
Y las ganas.


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