domingo, 17 de diciembre de 2017

RECUERDOS – Mercedes Brito


Hoy ninguno sabría cuál fue el primero o el último recuerdo
Hasta que empezaron a caminar juntos, la vida fue una breve sucesión de estaciones; tan juntos y tan separados…
Un día ella lo vio partir con un bolso, unos abrazos y unas lágrimas…. Porque primero estaba el trabajo….
Un día acá, otro allá. La distancia fue su amiga y también enemiga, siempre cambiando de obras, siempre queriendo volver.
En las horas más vacías, añoraba el sauce y los azahares del jazmín.
Los sesenta lo agarró cansado; los trabajos duros lo volvieron más arisco y retraído.
Solo, desde ese cuadrado de cielo y viento, veía pasar una a una las lunas, los inviernos fueron más largos, más fríos y por esas cosas; renunció y volvió.
Lo hizo con miedo y aunque la primavera está igual; los colores habían perdido su brillo…
Los colibríes, el sauce y los jazmines parecían los de antes, pero eran como sus pasos: lentos..
Llegó a la casa y se sentó a la sombra del gran árbol que sobresalía en su patio.
La compañera, con los pasos inseguros cruzó desde el fondo, se acercó y salió a su encuentro, lo miró con miedo, sus ojos claros parecían querer disipar la sombra del tiempo.
El no habló, la tomó de la mano y caminaron lento, con pasos inseguros, en silencio, se hundieron en la sombra del sauce eléctrico…. Por ahí parecía que estaban a punto de caerse, pero cuando tropezó ella, la sostenía él y ahora cuando él se bamboleaba, lo enderezaba ella.
Caminan sin apuro, hacia el horizonte, como si el tiempo hubiera dejado de pasar….
Van y vienen, no se pueden separar. Se los conoce, aunque no se los vea. Un paso de él y uno de ella, un aprender a caminar de la mano afuera del tiempo, como debe ser, hasta la eternidad.
Mercedes Brito



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