LA PALABRA DISCAPACITADO ME CHIRRIA – Maria
Gomez
Caminero
La palabra “discapacitado” me chirría.
Y aún más cuando alguien la utiliza para
referirse a sí mismo,
asumiendo así una serie de estereotipos y mierdas impuestas por el sistema de “la perfección”.
Busco el significado de la R.A.E.
“Dicho de una persona: que padece una disminución física, sensorial o psíquica que la incapacita total o parcialmente para el trabajo o para otras tareas ordinarias de la vida”
¿Quién no se ha sentido así más de una vez en su vida?
Según esta definición, todos los seres humanos lo somos. Y no solemos llamarnos discapacitados.
Sin embargo, a algunos de nosotros sí nos etiquetan con esta u otras palabras peores aún (minusválido, inválido, disminuido…) .
Y nosotros vamos, y nos lo creemos, y las repetimos.
Y así seguimos en el bucle de la no inclusión.
Sobretodo la emocional, la personal.
Si te definen con una palabra fea y negativa, y tú la repites, te lo acabas creyendo, y quizás lo acabes siendo.
Creo mucho en el poder de la palabra.
Vamos a ser personas mejor, sin etiquetas que limiten nuestras capacidades porque sí.
Conocí a miles de gentes a lo largo de esta vida mía.
Sin duda las que más capacidad me han mostrado siempre, han sido las que cuentan con más limitaciones de base.
Estas se crecen y desarrollan una especie de magia que alucina a quien las vive de cerca.
Llamarlas “discapacitadas” me parece insultante y nada más lejos de la realidad.
Yo me auto defino como “coja”, que es una realidad y no implica nada más que lo que hay.
Cada una que elija la palabra que desee, pero vamos a empezar a cambiar el rollo que nos quieren hacer creer.
Vamos a querernos, también con las palabras.
A nosotras mismas, a las demás.
Más amor, menos etiquetas.
asumiendo así una serie de estereotipos y mierdas impuestas por el sistema de “la perfección”.
Busco el significado de la R.A.E.
“Dicho de una persona: que padece una disminución física, sensorial o psíquica que la incapacita total o parcialmente para el trabajo o para otras tareas ordinarias de la vida”
¿Quién no se ha sentido así más de una vez en su vida?
Según esta definición, todos los seres humanos lo somos. Y no solemos llamarnos discapacitados.
Sin embargo, a algunos de nosotros sí nos etiquetan con esta u otras palabras peores aún (minusválido, inválido, disminuido…) .
Y nosotros vamos, y nos lo creemos, y las repetimos.
Y así seguimos en el bucle de la no inclusión.
Sobretodo la emocional, la personal.
Si te definen con una palabra fea y negativa, y tú la repites, te lo acabas creyendo, y quizás lo acabes siendo.
Creo mucho en el poder de la palabra.
Vamos a ser personas mejor, sin etiquetas que limiten nuestras capacidades porque sí.
Conocí a miles de gentes a lo largo de esta vida mía.
Sin duda las que más capacidad me han mostrado siempre, han sido las que cuentan con más limitaciones de base.
Estas se crecen y desarrollan una especie de magia que alucina a quien las vive de cerca.
Llamarlas “discapacitadas” me parece insultante y nada más lejos de la realidad.
Yo me auto defino como “coja”, que es una realidad y no implica nada más que lo que hay.
Cada una que elija la palabra que desee, pero vamos a empezar a cambiar el rollo que nos quieren hacer creer.
Vamos a querernos, también con las palabras.
A nosotras mismas, a las demás.
Más amor, menos etiquetas.
Me gusta lo de más amor menos etiquetas! Y también creo en el poder de la palabra, que hasta con esas nos minimizamos!! Cambio. Soy una Persona sujeta de derechos y con muchas habilidades diferentes para construir mi vida y cooperar con mi entorno
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