CARTA A MI MISMA
Querida niña, llevo demasiados años intentando dejarte atrás pero no lo consigo. No ha habido forma de arrancarte de cuajo de mi vida dejándote en el pasado con tu soledad. Me has hecho arrastrar parte de tu dolor y de tu pena aunque a veces, cuando aparecían chispas de tu risa, intentaba comprender que no todo fue tan duro.
Tuviste una madre fantástica: constante, luchadora y dulce. Ya sé que la adolescencia fue difícil pero tienes que reconocer que ninguna madre está preparada para bregar con una rebelde y que tú fuiste capaz de darle la vuelta a su vida y a sus convicciones decidiendo quedarte embarazada antes de los dieciocho.
Vale, que tu padre no estaba a la altura y que tuvieron que pasar muchísimos años para comprender sus miedos y su bondad. Pero a cambio tenías un abuelo maravilloso que compartía contigo paseos matutinos, que no se cansaba de explicarte cuentos y leyendas y que te traspasó una sabiduría que ya hubieran querido muchas niñas de tu edad.
Tenías una hermana dulce y bondadosa que te ayudaba a superar tus miedos a golpe de fantasía, así era posible convertir una noche terrible en un hermoso día de feria. Y un hermano que hizo de tu adolescencia un mundo de descubrimientos que compartió contigo su pasión por la lectura y por The Beatles, que no es poca cosa, y quien con quince años te llevo a tu primer concierto para ver como Keith Emerson ( Emerson, Lake & Palmer) destrozaba ante ti su sintetizador Moog.
Ya sé que dos años en un hospital marcaron con fuerza toda tu vida, pero antes de eso corriste arrastrando tu pierna por las calles de Membrilla, te lanzaste como loca por la bajada del Espino y eso sin contar tus andanzas con aquella bicicleta roja que envidiaban muchas de tus amigas en unos años en los que pocas niñas podían contar con un tesoro así. Tampoco olvides que siempre tuviste muy buenas amigas y que aquel verano que guardabas reposo después de tu primera operación, tú mejor amiga Rita, no dejo ni una sola tarde de venir a hacerte compañía y a jugar.
Han sido muchos años batallando con esa sensación de vacío y de soledad que apagaba tus chispitas de alegría pensando que así sería posible arrancar de mí la oscuridad. Pero ahora querida niña, sé que has sido parte de lo mejor de mi vida por eso ya no te quiero apartar, quiero amarte y tenerte siempre conmigo porque gracias a ti soy quien ahora soy.
"Mi niña" nació en Córdoba (Sanchez Peña, Plaza de las Cañas) en diciembre de 1958
Siendo la más pequeña de tres, supongo que la mimaron mucho.....
Alegre y feliz
Feliz de tener un hermano mayor....
La sombra de la polio apareció en su vida en mayo de 1960
La rehabilitación es menos dura cuando tienes el cariño de una hermana....
Pero la familia te acompaña para superarte.......
Y si encima tienes un perro en casa no veas.....
También esta las amigas del colegio.....
Sin dejar de lado a las amigas del hospital......
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