jueves, 18 de octubre de 2018

ELOGIA A LAS MANOS. POR VIOLETA FLORES RUIZ

Las características anatómicas y las habilidades de las manos son fascinantes. Con frecuencia solemos subestimarlas hasta que por desgracia pierden funcionalidad o por causas extremas llegamos incluso a perderlas en su totalidad. Las manos son las palabras del corazón. Hablan, escuchan, seducen, sienten, acarician, consuelan...
Reflejan la extraordinaria belleza de lo auténtico, con un leve roce pueden ahuyentar la desdicha o la indiferencia, acabar con el desaliento, devolver la esperanza, ilusionar...
A través de ellas, podemos descubrir toda una vida ya que son el fiel testigo de todos nuestros momentos, los buenos y los malos. En los dedos residen las huellas del pasado. De la entrega, el amor, el esfuerzo ... de todo lo que ofrecemos y también de todo lo que recibimos. 
Tienen el poder de manifestar nuestro espíritu mejor que cualquier otro órgano "el cerebro manda" y las manos ejecutan. En mi caso, adquieren una importancia todavía aún más relevante. Son imprescindibles ya que no solo cumplen con las funciones propias habituales sino que además son las grandes sufridoras que con frecuencia y en silencio cada día soportan el peso de todo mi esqueleto sustituyendo mis extremidades inferiores permitiéndome andar apoyada en los bastones evitando que me tambalee o me caiga. Me ayudan a subir y bajar escaleras, a levantarme y sentarme de las sillas, de la cama, del sofá, del coche ... 
Entre otras muchas cosas, colaboran en el desarrollo de mi creatividad haciendo más agradables mis ratos de ocio mediante la escritura y la pintura. La pena que siento es observar como esas manos tan ágiles y fuertes en otro tiempo, actualmente se van debilitando progresivamente debido al sobreesfuerzo y la carga excesiva .
Actividades "tan sencillas" como abrir un grifo o una botella comienzan a convertirse en una tarea ardua y complicada. A veces, cuando la incertidumbre y el dolor se convierten en mis fieles compañeros y mis manos no responden como yo quisiera el miedo me invade, pero en ese momento recuerdo quién soy y me pongo en marcha sabiendo hasta dónde puedo llegar. Aceptando que ya nada será igual.
No me preocupa lo que en el futuro podré hacer o no con ellas, lo que realmente me preocupa es lo que podré o no seguir sintiendo con ellas. Mi prioridad, lo que más me importa y lo único que pido es no perder la sensibilidad para poder seguir disfrutando cada instante de las caricias que proporcionan a mis seres queridos. Violeta

1 comentario:

  1. Veo tus manos y las imagino como las de mi madre, tan suaves en la caricia y tan fuertes para ser la fortaleza que iba trasmitiendo a mis piernas.Tus manos guardan tu gran sensibilidad y te permiten gozarla y compartirla. Me gustaría mucho leerte, después de tus palabras de presentación quiero disfrutar de mas salido de tus manos.

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