jueves, 18 de octubre de 2018

HOMENAJE A MI MADRE.  POR VIOLETA FLORES RUIZ





Mi madre me dijo "tú podrás hacer cualquier cosa" y yo, lo mejor que hice fue creerla.
Ninguna etapa es más intensa, maravillosa y vulnerable que la infancia. Esas primeras experiencias son las que marcan el rumbo de nuestra vida. Las situciones adversas, los conflictos y problemas que vivimos en la infancia condicionan nuestra existencia como adultos. Los vínculos que establecemos especialmente con las madres son los pilares para crecer con seguridad y autonomía. Nosotros, los niños con polio padecimos lo que los psiquiatras llaman situciones de "estrés precoz" por traumas físicos o emocionales que alteran en gran medida nuestro posterior desarrollo y madurez. 
Dichos traumas infantiles tienen importantes consecuencias en el futuro. Por eso, las relaciones afectivas que establezcamos durante este periodo tienen profundas implicaciones en nuestra autoestima y en la forma en la que posteriormente nos desenvolvemos. 
Esa relación es la que nos convierte en personas abiertas y seguras de sí mismas o todo lo contrario. Cada uno de nosotros afrontamos nuestro pasado traumático de un modo diferente. Puede que para algunos sea el revulsivo por el que luchar cada día, algo que asimilar, aceptar, afrontar y superar para ser feliz. En cambio, para otros no solo se trata de un recuerdo persistente sino que además influye negativamente en la forma de relacionarse.
En este sentido, yo también me enfrenté a un pasado traumático que de no haber contado con el apoyo y amor de mi madre no hubiera sido capaz de superar. Con la llegada de la polio en nuestros hogares hubo un antes y un después. La historia de estas madres es una historia de amor incondicional, ellas junto con nosotros se llevaron la peor parte. 
No solo fueron madres en el más amplio sentido de la palabra sino que además ejercieron como enfermeras como en mi caso realizando conmigo en casa la rehabilitación que los médicos le enseñaron.
Estas madres que pertenecieron a una generación difícil cuyas vidas no fue un camino de rosas, además de los problemas habituales tuvieron que enfrentarse al dolor de nuestra enfermedad y en numerosas ocasiones a la incomprensión social. Sufrieron en soledad pero haciendo de tripas corazón con un poder de reacción envidiable, se sobrepusieron a toda clase de obstáculos dando ejemplo de temple, paciencia, sacrificio y entrega demostrando una gran dosis de realismo al aceptar que probablemente sus hijos nunca alcanzarían ciertos objetivos, pero también tuvieron el privilegio de conocer momentos de profunda felicidad y satisfacción con cada logro conseguido por pequeño que éste fuera. 
Cada progreso era el motivo de alegría que proporcionaba la energía necesaria para seguir adelante con las aspiraciones de sus hijos cuando nadie más creía en ellas. Madres a pesar de todo alegres y decididas que lucharon sin tregua por nuestra felicidad. 
Todavía no me explico como mi madre siendo aparentemente frágil pudo ser tan fuerte y tener el coraje de soñar despierta plantándole cara a la vida sin perder la capacidad de ilusionarse y emocionarse.
Juntas peleamos por mantener viva la llama de la esperanza. Superamos tormentas, cataclismos y terremotos compartiendo experiencias únicas que para siempre quedarán entre nosotras como el mayor tesoro. No existe nadie tan especial como ella y es por eso que una vez más quiero darle las gracias por sus desvelos, por permanecer conmigo en los momentos oscuros y ser la luz de mi camino, por hacerme sentir hermosa, por enseñarme a trabajar duro, por liberarme de complejos, por demostrarme que el mejor equipaje en el viaje de la vida es la ilusión....
Gracias madre, porque sé que no existe un amor tan grande como el tuyo, por ser mi ejemplo, porque aunque en ocasiones te derrumbaras por amor a mi te levantabas y seguías luchando y eso me daba la confianza para que también yo pudiera hacerlo. Gracias por tanta generosidad, por hacerme reír incluso cuando te faltaban las ganas, por ser mi cómplice, por entenderme, por no enfadarte nunca conmigo, por enseñarme a no ser rencorosa ni vengativa ...
Muchas gracias por tu humildad y tu gran dignidad. Gracias madre por ser el espejo en el que yo me puedo mirar, por ayudarme a no sentir miedo dándome alas para volar y convertir mis sueños en realidad. Gracias por que no solo me has dado la vida sino que también me has dado la oportunidad de vivirla contigo y eso si que es GRANDE.
recuerdo como con tu particular sentido del humor, sabiendo lo sensible que soy y lo mucho que tu aysencia me afectaría, decías no ibas a permitir que yo presenciara tu último suspiro. Yo decía que eso nunca se puede saber, que era una solemne tontería pero tú decías e insistías en que así lo harías. Y te reías y me reía. 
Estando ya muy malita, todavía persistía en ti esa inquietud y preocupación de siempre por mí y efectivamente cumpliste tu última voluntad. A pesar de permanecer todo el tiempo a tu lado, una vez más fuiste Muy lista y aprovechando un descuido te marchaste en silencio evitándome ese mal trago de verte expirar.

De igual manera que yo elegí un frio día de invierno para llegar a este mundo tú hiciste lo mismo para abandonarlo. Eso sí, como querías consciente y rodeada de mucho amor, como siempre con una actitud digna y positiva. No tuviste ninguna necesidad de que fuera testigo de tu partida porque todo lo teníamos dicho. Mantuvimos una conexión especial hasta el final, con solo una mirada sabías lo que quería y lo que me pasaba.
El mayor legado que podías dejarme además de tu amor infinito, son tus enseñanzas, valores y principios. Nuestro éxito radica en "no habérselo puesto nunca fácil a lo complicado". LO CONSEGUIMOS MADRE !! 
Te fuiste con el orgullo de haberlo conseguido, el mismo orgullo que hoy siento yo. A pesar de que ya nadie más podrá transmitirme esa paz y seguridad de cuando me cogias de la mano, sé que sigues cuidándome, lo noto cada día porque cuando el mundo se me hace extraño, eres tú quien me guía salvándome de la rutina, el desencanto y la melancolía. En mi corazón siempre serás eterna y permanecerás viva porque gracias a ti fui capaz de llegar mucho más lejos de lo que nadie creía. Para ti madre este merecido homenaje lleno de admiración y respeto.






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