lunes, 14 de octubre de 2019

NACÍ EN UN LUGAR DE LA MANCHA  - VIOLETA FLORES RUIZ



Nací en un lugar de La Mancha un maravilloso día de reyes, siendo el mejor regalo de toda mi familia.
Fue en casa de mi abuela materna donde convivían en paz y armonía otros familiares.
Dña. Flora fue la comadrona que de forma tradicional asistió a mi madre en la complicada tarea de traer al mundo una enorme niña de casi 6 kls, sin cesárea ni ninguna de las técnicas actuales tan beneficiosas y necesarias. Afortunadamente todo salió bien y mi llegada se celebró con gran júbilo, pero la fatalidad quiso interrumpir tan dichoso momento de la manera más cruel y brusca con el repentino fallecimiento de mi abuelo materno ese mismo día, lo que supuso un duro golpe para toda mi familia y muy especialmente para mi madre.
En numerosas ocasiones he pensado si semejante coincidencia, no fue quizás el presagio de lo que más tarde acontecería toda mi vida que siempre se ha desarrollado entre el drama y la comedia.
Transcurrieron varios meses en los que de forma activa con mi habitual simpatía ayudé a paliar tan terrible dolor, provocando en mi madre alguna que otra sonrisa aunque en ocasiones ésta fuera forzada.
Con la llegada del otoño y con solo 9 meses, comencé a dar los primeros pasos agarrada a mis vestidos.
Pero poco duró la alegría. Tan solo 3 días después, una maldita noche por sorpresa y a traición me atacó el monstruo de la polio que siendo tan cobarde lo hizo mientras dormía. Aprovechando que no podía defenderme quiso arrebatarme la vida, algo que yo no estaba dispuesta a permitirle a pesar de intentarlo con todas sus ganas.
Desperté de madrugada en medio de un desgarrador e incontrolable llanto que en los brazos de mi madre lejos de desaparecer quizás por los dolores que provocaba, aumentaba más.
A la mañana siguiente cuando mi madre fue a vestirme, al ponerme en pie horrorizada pudo contemplar como mi cuerpo era una auténtica hebra de hilo. Teniendo en cuenta que era modista no podía hacer una definición mejor.
La fiebre era altísima, las piernas no me sujetaban, los brazos y la cabeza se me caían... y eso, era solamente lo visible.
Posteriormente, se comprobó como además de mis extremidades también existía afectación en la columna, bronquios, pulmones...
Rápidamente me llevó al médico, el diagnóstico fue "un catarro común".
Mi madre, todavía no sé cómo porque su información al respecto era muy escasa por no decir nula, pura intuición creo yo, concluyó que de catarro nada y así se lo espetó al médico en su cara diciéndole que yo lo que tenía era polio al tiempo que le exigía el correspondiente volante que me llevara al hospital más cercano.
Ni que decir tiene que dicho facultativo entró en cólera tachándola de exagerada y casi de loca. No obstante, quizás por no discutir o porque nunca mejor dicho quiso curarse en salud, firmó dicho volante.
Llegamos al hospital de Alcazar de San Juan y una vez allí conscientes de la gravedad de mi estado de salud se pusieron en contacto con el antiguo hospital del rey en Madrid que disponían de más medios.
Tanta era la premura que los propios médicos de ambos hospitales hablaron entre ellos y cuando mi madre llegó conmigo ya nos estaban esperando.
De los brazos de mi madre pasé a los de estos médicos que despavoridos según me contó tantas veces mi madre y siempre con una intensa emoción (la misma que en este momento siento yo) atravesaron corriendo todo el jardín desde el recinto de la entrada hasta el pabellón donde se encontraban los famosos pulmones de acero (máquina que permite poder respirar). Me introdujeron en uno de ellos prácticamente sin ninguna esperanza de vida. Durante 16 largos días estuve metida en él, acompañada de mi madre que a pesar de estar prohibido permanecer en dicho lugar, dada su insistencia fue de las pocas madres que se lo permitieron.
Durante esos días mis hermanos quedaron en el pueblo al amparo de mi querida abuela materna y mis tías.
El tema de los hermanos que tampoco salieron indemnes de la situación, es otro de los apartados importantes a tener en cuenta.
Una vez superada la gravedad inicial, los médicos le plantearon 2 opciones a mi madre
1. Irme a casa y permanecer postrada en una cama sin ninguna calidad de vida y
2. Quedarme en el hospital por tiempo indefinido haciendo rehabilitación ante una escasa posibilidad de poder andar algún día. Ambas decisiones requerían la misma responsabilidad y eran igualmente duras. La diferencia era que la segunda albergaba una mínima esperana.
Ante dicha disyuntiva mi madre aconsejada siempre por los médicos no tardó en decidir lo que sin duda era mas conveniente para mi futuro. Por suerte, me dejó en el hospital, me consta que con mucho dolor.
Transcurrían los años de la España más negra y profunda donde todo era examinado, controlado y censurado por lo que el sacrificio que mi madre hacía en ese momento, fue puesto en entredicho por algunas lenguas viperinas que si bien no eran muchas Sí contenían una gran cantidad de veneno, que descargaban acusando a mi querida madre de mala madre alegando que me había abandonado en el hospital para eludir mi cuidado.
¡NADA MÁS LEJOS DE LA REALIDAD!
Afortunadamente, mi madre tenía muy claro lo que debía hacer y por mucho daño que dichos comentarios la hicieran nunca la influyeron negativamente ni consiguieron apartarla del buen camino.
Pasaron así 3 largos años en los que iba a visitarme siempre que podía que desde luego no era todo lo que ella quería. En esa época viajar a "la capital" era algo así como ir actualmente al extranjero, requería un presupuesto económico que ni remotamente se disponía.
Luchamos sin tregua dejándonos la piel y hasta el aliento, pero tanto esfuerzo tuvo su recompensa y allí estaba yo con 4 años andando de nuevo con mis primeros aparatos.
Este periodo acabó con un final feliz pero la lucha continúa y si entonces fui una rebelde con causa, actualmente es esa misma causa la que me hace ser nuevamente rebelde por lo que aunque mi futuro sea incierto y tirando a complicado, no pienso tirar la toalla salvo que sea en la playa.
PD. Me ha costado mucho escribir estos recuerdos y sin que sirva de precedente he dejado correr libremente mis lágrimas por lo que emocionalmente supone, teniendo en cuenta que mi gran guerrera y compañera, mi querida y admirada MADRE ya no está fisicamente conmigo.
Gracias Madre, por hacer de mí la mujer que soy.
Violeta


1 comentario:

  1. Muy ... difícil de describir lo que siento. pero tienes una armonía con el detalle, que el que no lo vive contigo... se llenaría de moho. Es imposible dejar de leer... me vas a disculpar, pero mi estilo obliga a preguntarme. Como sería esta escritora describiendo un escena de amor donde el sexo sería el gran protagonista... me imagino ese hospital que todavía da vueltas en mi cabeza, ese hospital con tanto detalle .. donde las escenas se van presentando a cada paso que das... perdón.
    Juan de Marco.

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