He sido feliz y he logrado una familia con dos hijos que
para mí son dos soles y mi mujer a la que no tendría pedestal suficientemente
alto para ponerla en el lugar que se merece. Hoy ya jubilado por incapacidad,
no dejó de luchar por el colectivo de personas con discapacidad y sobre todo por los afectados de
polio y síndrome post polio.
RAMONA RODRIGUEZ
Corría el verano de 1963 en Orense y el aire caliente se instalaba perezoso por las márgenes del caudaloso Miño.
Em Guizamonde, feudo del Marqués Alejandro Pedrosa, ya exilado de su lujosa mansión por deudas de juego y asentado en un exíguo apartamento en Vigo, mi joven y hermosa madre aguardaba exultante y pletórica la llegada de su tercer hijo: esta vez sería la tan deseada niña...
Y el 29 de agosto temprano, por la mañana, con su ya abultado y tenso vientre de nueve meses, preparaba el desayuno, en la pequeña cocina de leña, acompañada por mi abuela.
Acabado el desayuno mal tiene tiempo de comenzar a planchar una camisa de mi padre cuando intempestivamente el líquido amniótico escurre por sus bien torneadas piernas... Se afanan las dos por llegar al hospital, en el elevador, ya mi cabecita curiosa asoma para conocer el mundo, fué un parto rapido y fácil...
Mi padre, al conocer la noticia, corre al hospital, abandonando sus herramientas de ebanista a toda prisa. El tenia un don maravilloso para crear através de la madera y aún hoy en mi sala de estar luzco con orgullo sus cuadros más hermosos... Don Quijote, la última cena, la dolorosa y muchos más...
Recibió la noticia de que era una niña como alguien a quien el destino ha otorgado el mayor de los regalos y, después de mirarme con orgullo y besar a mi exhausta madre, se reunió con sus compañeros de trabajo para celebrar tan feliz acontecimiento.
Surgió por casualidad, tras un inocente comentario de un amigo
presente, que sería de buen tono ir todos juntos a registrar legalmente a la heredera, y así lo hicieron.
Llegados al Registro, su alegría veinteañera llena el aire, dando vida a la vetusta institución. Como eran los únicos presentes, fueron rápidamente atendidos y llegado este punto, surgió la gran duda... ¿Que nombre ponerle? Pero mi papá, hombre precavido ya tenía uno, que siendo tan bien pensado y acertado caería como anillo al dedo... Como mañana es Santa Rosa de Lima, le llamaremos Rosa Mary... Exclamó contento y ufano... A lo que todos concordaron y aplaudieron con altos decibeles... Todos menos el notário, hombre de gran saber y espíritu critico, que en dicha altura ya pensaba en desalojar la sala de aquellos jovenes desorderos. Pero se lo pensó mejor y habló con calma... Dirigiéndose a mi padre en especial, y reforzó la idea de que habia ya en el registro innumerables Rosas, sin embargo nadie parecia acordarse de que el dia 31 de agosto seria San Ramón, el patrono de la ciudad...
Ante palabras tan pletóricas de inteligencia, verdad y sabiduría, mi progenitor accedió, para beneplácito del letrado, desesperación de mi madre e inconformidad para mi hasta los dias que corren.
Y en un abrir y cerrar de ojos pasaron seis meses, durante los cuales conocí a mis dos hermanos mayores, a mi familia tan unida y cariñosa y a todos los vecinos, que me cobijaron con fidelidad y amor...
No me es posible precisar la fecha, se perdió en las brumas del tiempo, como un secreto deseo de que aquel dia nunca hubiese existido, tal vez un mal recuerdo enterrado en suelo árido haga desaparecer los momentos malos...
Un buen dia de febrero de 1964, cuando mi padre me recogió de la cuna después de la siesta, me sintió febril, mis mejillas brillaban carmesí y mi pierna izquierda colgaba laxa y sin vida... Yo lo miraba y el mas tarde me contó que le pareció que yo le queria contar mi pesadilla, el mal sueño que habia tenido en aquella fatídica siesta, que hubiera dado todo por poder escucharme... Me abrazó, con las lágrimas brillando em sus ojos color del cielo y corrió lo más rapido que pudo al médico, como intentando ganar la corrida contra el mal que me perseguía y que se había instalado dentro de mi cuerpo mientras dormia...
El primer diagnóstico fué de risa... Es una gripe, por la fiebre... ¿Y la pierna? Es manía, ya la moverá... Gran galeno, mi médico de cabecera, si fuese hoy, diria que se graduó en una universidad bolivariana... Pero no, era un médico, un profesional sin ética, como hay tantos...
Pero no "pasó", empeoró... Y haciendo un soberano esfuerzo mis padres me llevaron para un pediatra, lujo indecible para aquellos tiempos..
Y así, conocieron el dictamen, POLIO, yo ya tenia la segunda dosisde la vacuna, la suerte me acompañó un poco en aquella pesadilla y tan solo fui afectada en la pierna izquierda, pero andaría, dijo el médico, con el tiempo y con la tipica coquetería femenina lo iría escondiendo..
Debería hacer ballet, para estirar los músculos...
Caminé a los tres años, amparada por el amor, la comprensión y la valentía de mis padres y de toda mi familia, crecí, crecí, crecí... Bueno, no mucho, a decir verdad..
Emigré con mi familia para la tierra más bella que jamás fué creada... Venezuela, conocí gente maravillosa, jugué, me divertí en playas y rios, disfruté de una infancia maravillosa...
Terminé mis estudios como profesora de educación primaria en el inolvidable colégio San José de Tarbes y después me formé como químico farmacéutico en la prestigiosa Universidad Central de Venezuela...
Conocí y me casé con el amor de mi vida... Y después de 31 años, tres inigualables y estupendos hijos, continuamos enamorados y felices...
Ahora vivo en una tierra mágica, donde la bruma esconde paisajes de ensueño entre la Ria y el mar... Rodeada de campos de maiz, sol, y golondrinas...
Aquí me encontró el SPP, adormilada y rodeada de mis libros y mascotas...
Pero desperté, y lucho por salir adelante con fuerza y denuedo. Nada me hará bajar los brazos... Tengo dentro de mí, el espíritu guerrero de aquella niña que se durmió un dia y en su sueño conoció el Dragón... Al abrir los ojos logró ver una mirada celeste que le dijo: nunca te abandonaré... Y aqui está, dentro de mi...
PILAR HIDALGO
Y VOLVÍ A NACER...
Erase que se era una mamá que deseaba tener una niña, pues ya tenia tres varoncitos, y hasta le habia ofrecido a la Virgen del Pilar ponerle su nombre, si era niña su próximo bebe, y así fue, una niña muy bonica como se dice en Aragón, sus hermanos lo anunciaron a bombo y platillo por el vecindario y todos contentos, crecía bien y con once meses ya andaba, su madre feliz de ver a su "comino", como la llamaba...paseando con el padre, desde el balcón, cuando la sacaba a pasear, mientras ella preparaba la comida especial del domingo... Cuando ya tuvo dos años y medio sus padres, planearon las vacaciones de verano, un viaje para ir a ver a la única abuela y resto de familiares, pero Comino ya no sonreía tanto, no comía a penas y no jugaba, señal inequívoca de que un niño se va a poner enfermo, las que somos madres bien lo sabemos...asi que los padres de Comino decidieron consultar al médico de cabecera y al pediatra, para ver si daba luz verde al proyecto vacacional, y asi fue, hasta dijeron que le vendría bien un cambio de aires...
Pero la nenita viajaría no sólo en compañía de sus padres y hermanos sino que también le acompañaría un "monstruo" que por aquel entonces se engullía a niños enteros...o a trozos...al llegar a la tierra de sus padres la enfermedad se declaró y una mañana al levantarla su madre, Comino no se sujetaba en pie... comenzó la tragedia... llamar al médico que pidió hacerle una punción lumbar que confirmó al monstruo-poliomielitis, y que deshaució a Comino, madre y tías pasaron noches rezando y hete aquí que la mañana del dia de la Virgen del Carmen, Pilar- Comino, despertó sonriente, y sin fiebre,había evitado con la ayuda de todos...q el monstruo se la engullera toda...habia vuelto a nacer, esta vez en la tierra de sus padres.
ANGELA ALVAREZ VALERO
10 – 8 – 1954 fecha en que dejé de andar
Hoy quiero informar de 64 años de polio, mi polio, y la situación real en la que me encuentro, después de muchos años de sufrir intervenciones y hacer rehabilitación, de los muchos esfuerzos de mis padres y la familia para que pudiera hacer una vida lo más normalizada posible.
Tiempos en que éramos considerados casi unos apestados y que recibimos el rechazo social más o menos visible, veías madres que apartaban a sus hijos de jugar conmigo en los parques, fui rechazada en un colegio de religiosas que tenía al lado de casa por no dar buena imagen, y la excusa fue que no podría ir con las demás a excursiones, pero cristianamente me desviaban a otro de su misma compañía para alumnos no tan distinguidos.
Después en plena adolescencia fue intervenida para quitarme el “aparato” ortopédico y semifijación de los pies, para poder llevar los zapatos normales de tacón y ayuda de un bastón, con los años dos bastones, después un bitutor pierna y ahora silla ruedas para desplazarme.
Fui una de los muchos que fuimos afectados y quedamos con secuelas muy notorias, que gracias a los médicos y ayudas ortopédicas nos permitió más o menos integrarnos, estudiar y luego trabajar, formar una familia, eso si, también la imagen tuvo su cierta importancia a la hora de acceder a algunos puestos, a pesar de ello, les estoy agradecida a todos los que me apoyaron y ayudaron en mi etapa laboral y también a la empresa pues fue una de las primeras que no siendo obligatorio daban trabajo a personas con discapacidad.
La implantación de la vacuna de la Poliomielitis por parte del Estado en todo territorio nacional, obligatoria y gratuita, contribuyó a que lo que había sido una pandemia con hospitales y doctores que nos atendían, cerraran sus salas y las dedicaran a otras disciplinas e incluso ha no impartir su enseñanza en la universidades por quedar o creer cerrado ya el ciclo. Con la vacuna ya quedaba erradicada la enfermedad, ¡afortunadamente! siendo sólo referida como una enfermedad producida por un virus y que con la vacunación ya no era necesaria ninguna investigación más.
Pero, eso sólo ha sido sobre el papel, la erradicación ha sido un éxito, pero dejaron otro problema a los supervivientes de la polio, los que no tuvieron la suerte de ser vacunados por que aún no existía la vacuna, por la falta de medios y de información cuando si salió pero no estaba al alcance de todos, a los que por fallo de la reacción de la vacuna, tuvieron la gracia de pillarla. Nos quedamos sin especialistas, sin salas de rehabilitación y mantenimiento de nuestras constantes y apartados de los avances y de las medidas multidisciplinaria necesarias para nuestra polio.
Quiero llamar la atención que la lucha por la poliomielitis desde luego empieza con la vacuna, pero que también se tiene que tener compromiso con todos los sobrevivientes pues tiene nombre y código de la OMS las secuelas y rebrotes de ellas que no se tenía constancia con 20 millones de supervivientes de todas las naciones de la anterior pandemia, y la que también tendrán con todos los que han sido afectados por la polio y sobre todo para los países con menos medios económicos y que los tienen apartados, todavía somos unos apestados.
Los sobrevivientes de la “polio” aún estamos vivos” queremos vivir no sobrevivir.

MARISA ACOSTA
Recordar esactamente es imposible siendo tod@s tan bebés. Vine al mundo en un pueblecito manchego llena de vida y salud. El mejor parto me decía mi madre porque me tuvo en casa y sin ninguna complicación. Y un día de agosto con 17 meses en el patio de mi casa me caí y mi mamá me tiro una muñeca para que fuera a por ella. Pero mis brazos se estiraba a por ella pero mis piernas no respondían. Mi madre a larmada se levanto y me cogió de las axilas para ponerme de pie y de la cintura para abajo era toda una niña de trapo. Corriendo al médico de el pueblo y dice que es infección en la tripa. Dale este jarabe y estos supositorio. Mi madre convencida se fue a casa y la medicina no me hacía nada y me dio otra segunda fiebre. Ya no podía ser el disgusto tan grande que tenían mis padres y me llevaron corriendo al hospital de la ciudad. Alli los medicos empezaron a decir que lo que tenia era parálisis infantil. Que la pierna izquierda se quedaria toda la vida a cero y la derecha la salvaría un poco. De allí me llevaron a Madrid a las beatas. Me operaron de cadera y tobillo. Mi peregrinación siguió hasta el hospital de la Paz donde me operaron 9 veces más. En total 11 cicatrices entre las dos piernas. Un infierno. Me ponían paños de agua hirviendo las piernas moradas y más tarde en la Paz recuerdo todo lo que he sufrido. Me hacían mucho daño. Me quitaban los puntos sin anestesia y los clavos yo lloraba y lloraba y el médico me daba una buena bofetada en toda la cara para que me callara. Muchos meses ingresada escayolada. Venian los celadores a por mi para ir a clase y yo malita no tenía ganas de nada. Pues en el mismo hospital teníamos un pequeño coleguio. Y para terminar decir que aún asi he hecho mi vida lo mejor que he podido. Me ha que dado dos hijos y dos nietos que es lo mejor de mi vida. Siempre he llevado aparato ortopédico pero ahora llevo muleta y silla de ruedas porque me canso mucho y me fatigo. Siempre luchando, y siempre demostrando que valemos para que nos hagan caso. Y decir que todo lo que al final he llegado a ser ha sido por el coraje y el sacrificio de mi madre que ha estado siempre a mi lado para lo bueno y lo malo y la hecho mucho de menos pues se me fue hace tres años y era mi gran apollo en los momentos más difíciles de mi vida. Pero se que luego cuando se hizo mayor yo la ayude en los últimos momentos de sus días de vida. Y eso me da una bonita tranquilidad.

LOLA DURAN BLAS
“Fue en un amanecer de primeros de septiembre conforme tantas veces me contaron, los sesenta se abrían paso y yo estrenaba mi segundo año de vida, una fiebre alta despertó a mis padres. "¿Qué tiene la niña?, ¡¡ no se tiene de pie !! , ¡¡ no camina !!. De lo que siguió ya tengo recuerdos propios: hospitales, masajistas, médicos, y mas médicos. Baños de agua caliente, una olla exprés gigante llena de burbujas. ¡¡ No quiero!! ¡¡ No quiero!! , ¡¡ Metal frío !!. Y siempre esperando el milagro. Luego las botitas blancas, aparato en mis pierna. ¡¡ Más metal !!, los quirógrafos no son lugar para una niña, pensaba. Y una intervención tras otra.
Pero tuve una infancia feliz, jugué con otros niños, monté en bicicleta, nadé, viajé, me divertí y terminé mi carrera, encontré un trabajo y me enamoré.
Por las mañanas antes de salir de casa, les doy un beso a mis hijos, ¡Adiós cariño ! ¡Adiós mamá! . Tomo un café junto a mi compañero, "ten cuidado, por favor, ¿te llevo ?, No yo puedo sola"
Y pienso en todas las veces que he rechazado su ayuda, y en todas las veces que me las han brindado. Porque he querido hacerlo todo sola, despacio pero sola. cabezota, se dice, que terca a veces.
Solo ahora, cuando los años empiezan a pesar sobre mi débil pierna, y los dolores nacen de la raíz de mis huesos y suben hasta el corazón, esta empieza a decir : ¡ Aquí estoy yo, hazme caso, escúchame! Sé que tendré que dosificar las fuerzas.. Mi vida es esa, y esos son mis pasos, tendré que aprender a convivir con lo que me queda y luchar como siempre y como todos los que estamos en esta misma situación .”

VIOLETA FLORES RUIZ
NACÍ EN UN LUGAR DE LA MANCHA un maravilloso día de reyes, siendo el mejor regalo de toda la familia, o al menos eso me dijeron y yo por supuesto lo creo.
Fue en casa de mi abuela materna donde convivían en paz y armonía otros tantos familiares más.
Dña. Flora fue la comadrona que de forma tradicional asistió a mi madre en la complicada tarea de traer al mundo una preciosa pero enorme niña de casi 6 kls sin cesárea ni ninguna de las técnicas actuales tan beneficiosas y necesarias.
Afortunadamente todo salió bien y mi llegada se celebró con gran júbilo, pero la fatalidad quiso interrumpir tan dichoso momento de la manera más cruel y brusca con el repentino fallecimiento de mi abuelo materno ese mismo día lo que supuso un duro golpe para toda la familia y muy especialmente para mi madre que con gran pena no pudo asistir al funeral de su querido padre, convaleciente aún del parto.
Son numerosas las ocasiones en las que he pensado si semejante hecho no fue quizás el presagio de lo que más tarde acontecería toda mi vida que siempre se ha desarrollado entre el drama y la comedia.
Transcurrieron varios meses en los que de forma activa con mi habitual simpatía ayudé a paliar tan terrible dolor provocando en mi madre alguna que otra sonrisa aunque en ocasiones ésta fuera forzada.
Con la llegada del otoño y con solo 9 meses, comencé a dar los primeros pasos agarrada a mis vestidos. La rabia que siento por no poder recordar este momento es indescriptible.
Poco duró la alegría, tan solo 3 días después una maldita noche por sorpresa y a traición me atacó el monstruo de la polio que siendo tan cobarde lo hizo mientras dormía. Aprocechando que no podía defenderme quiso arrebatarme la vida, algo que yo no estaba dispuesta a permitirle a pesar de intentarlo con todas sus ganas.
Desperté de madrugada en medio de un desgarrador e incontrolable llanto que en los brazos de mi madre lejos de desaparecer quizás por los dolores que provocaba, aumentaba más.
A la mañana siguiente cuando mi madre quiso vestirme, me puso en pie y horrorizada pudo contemplar como mi cuerpo era una auténtica hebra de hilo. Teniendo en cuenta q era modista no podía hacer una definición mejor.
La fiebre era altísima, las piernas no me sujetaban, los brazos y la cabeza se me caían... y eso, era solamente lo visible.
Posteriormente, se comprobó como además de mis extremidades también existía afectación en la columna, bronquios, pulmones...
Rápidamente me llevó al médico, su diagnóstico fue el de un catarro común.
Mi madre, todavía no sé cómo porque su información al respecto era muy escasa por no decir nula, pura intuición creo yo, concluyó que de catarro nada y así se lo espetó al médico en su cara diciéndole que yo lo que tenía era polio al tiempo que le exigía el correspondiente volante que me llevara al hospital más cercano.
Ni que decir tiene que dicho facultativo entró en cólera tachándola de exagerada y casi de loca. No obstante, quizás por no discutir o porque nunca mejor dicho quiso curarse en salud, firmó dicho volante.
Llegamos al hospital de Alcazar de San Juan y una vez allí conscientes de la gravedad de mi estado de salud se pusieron en contacto con el antiguo hospital del rey en Madrid que disponían de más medios.
Tanta era la premura que los propios médicos de ambos hospitales hablaron entre ellos y cuando mi madre llegó conmigo ya nos estaban esperando.
De los brazos de mi madre pasé a los de estos médicos que despavoridos según me contó tantas veces mi madre y siempre con una intensa emoción, (la misma que en este momento siento yo) atravesaron corriendo todo el jardín desde el recinto de la entrada hasta el pabellón donde se encontraban los famosos pulmones de acero. Me introdujeron en uno de ellos prácticamente sin ninguna esperanza de vida.
Durante 16 largos días con sus noches estuve metida en él acompañada de mi madre que a pesar de estar prohibido permanecer en dicho lugar, dada su insistencia fue de las pocas madres que se lo permitieron. Solamente se separó de mi lado para ir al baño.
Durante esos días mis hermanos quedaron en el pueblo al amparo de mi querida abuela materna y mis tías. El tema de los hermanos que tampoco salieron indemnes de la situación, sería otro de los apartados importantes a tener en cuenta en otro momento.
Una vez superada la gravedad inicial, los médicos le plantearon 2 opciones a mi madre
1. Irme a casa y permanecer postrada en una cama sin ninguna calidad de vida y
2. Quedarme en el hospital por tiempo indefinido haciendo rehabilitación ante una escasa posibilidad de poder andar algún día.
Ambas decisiones requerían la misma responsabilidad y eran igualmente duras. La diferencia era que la segunda albergaba una mínima esperana. Ante dicha disyuntiva mi madre aconsejada siempre por los médicos no tardó en decidir lo que sin duda era mas conveniente para mi futuro.
Por suerte, me dejó en el hospital, me consta que con mucho dolor.
Transcurrían los años de la España más negra y profunda donde todo era examinado, controlado y censurado por lo que el sacrificio que hacía fue puesto en entredicho por algunas lenguas viperinas que si bien no eran muchas Sí contenían mucho veneno que descargaban acusando a mi querida madre de mala madre alegando que me había abandonado en el hospital para eludir mi cuidado.
¡ NADA MÁS LEJOS DE LA REALIDAD!
Afortunadamente mi madre tenía muy claro lo que debía hacer y por mucho daño que dichos comentarios la hicieran nunca la influyeron ni consiguieron apartarla del buen camino.
Pasaron así 3 largos años en los que iba a visitarme siempre que podía que desde luego no era todo lo que ella quería.
En esa época viajar a "la capital" era algo así como ir actualmente a otro continente, requería un presupuesto económico que ni remotamente se disponía.
Luchamos sin tregua dejándonos la piel y hasta el aliento, pero tanto esfuerzo tuvo su recompensa y allí estaba yo con 4 años andando de nuevo con mis primeros aparatos.
¡TOMA YA! LO CONSEGUIMOS MADRE.
Este periodo acabó con un final feliz pero la lucha continúa y si entonces fui una rebelde con causa, actualmente es esa misma causa la que me hace ser nuevamente rebelde por lo que aunque mi futuro sea incierto y tirando a complicado, no pienso tirar la toalla salvo que sea en la playa.
PD. Me ha costado mucho escribir estos recuerdos y sin que sirva de precedente he permitido correr mis lágrimas como han querido por lo que emocionalmente supone teniendo en cuenta que mi gran guerrera ya no está conmigo.
A tí querida madre te lo dedico por creer siempre en mí.
MARI RECHE
Yo nací en el 73,al cumplir los 11 meses me vacunaron contra la polio,Ese fue mi peor dia,apartir de ese dia empezaron las fiebres,mi madre me llevaba al hospital de Juan XIII, y ellos me enviaban a casa porque simplemente era un resfriado,así durante dos dias seguidos,la segunda noche mi madre veia que se me desviaban las piernas y que casi no me movia,salio corriendo al hospita, el medico que me visitó las anteriores veces no estaba , y el nuevo le dijo a mi madre ,que como me llevaban así,que ya no tenia remedio estaba ya muerta,imaginar esa situacion en mis padres me pone los pelos de punta,así que me enviaron a las afueras de Tarragona a un hospital para terminales del que no sé el nombre la verdad,Solo recuerdo lo que mi madre me contaba de lo que me habia pasado,por suerte era una niña fuerte y ahora puedo contar mi situación,mi madre me decia que la vacuna estaba en mal estado o estaba caducada,no sé la verdad pero ella fue quien me dejó así,
Bueno está es mi historia espero ayude a todos con ello ,un fuerte abrazo y animo a todos
M
Carmen Martínez-Raposo Piedrafita
El
día que me dio la polio 4 de septiembre 1961 (4 años)
Estaba siendo un año muy
divertido, tras las fiestas del pueblo, yo había estado muy contenta porque mi
madre estaba preparando el viaje a su pueblo del Pirineo, y tenía la sensación
de que era otro país, por lo que me contaban de montañas enormes y ríos rápidos,
tan diferentes a las llanuras y al clima del pueblo donde vivíamos, uno de los
tantos pueblos de la llanura castellana. Íbamos a ir en tren, toda una aventura
para mí.
En el pueblo del Pirineo,
el último día de las vacaciones, me caí, al bajar corriendo por una cuesta con
gravilla y piedras y me hice una enorme brecha en la rodilla, tuvieron que
ponerme la antitetánica, y me acuerdo de que todos me dijeron que había sido
muy valiente porque al pesar del dolor y del pánico que teníamos todos al practicante,
no lloré. Era julio.
A partir de ese momento,
todo parece que fue a peor, porque en
agosto, me puse a toser como una loca, y me diagnosticaron tosferina…otra vez
tuve que ser valiente y soplar como me decía mi madre cuando Don Antonio el
practicante venia a pincharme el antibiótico. Lo bueno era que a cambio de no llorar, me daban merienda extra:
dos onzas de chocolate en vez de una.
Los veranos en Castilla
eran muy calurosos. Esa tarde, 4 de septiembre de 1961 hacía muchísimo calor.
Era el cumpleaños de mi padre, yo ya estaba totalmente recuperada y tras la
siesta obligatoria, mi madre me mando a por el peine para hacerme las trenzas
mientras ella terminaba de repasar con la plancha el vestido, íbamos a ir al
único bar del pueblo y posiblemente el único poseedor de una televisión para
ver la serie RIN_TIN_TIN. Mi familia por
supuesto no tenia TV y allí nos iria a buscar mi padre cuando acabara el
trabajo.
Salí corriendo, como
siempre y a la primera zancada me cai.
Mi madre me reprendió por
ir “a lo loco”. Intenté levantarme y ya no pude. Recuerdo la cara de angustia
de mi madre, que enseguida sospechó que era la polio, llevaba muchos días
preocupada porque ni mi hermano mayor (2años y medio más) ni yo estábamos
vacunados y ya se sabía que había un gran número de niños que enferman. Don
José, el médico del pueblo dijo que estaba habiendo muchos problemas con las
vacunas que llegaban de América, que a muchos niños tras administrarles la
vacuna les daba la parálisis infantil como se llamó a la Poliomielitis y que
mejor esperáramos a que la vacuna fuera segura.
Afortunadamente, yo fui la
única afectada en el pueblo por la enfermedad.
Mi madre me vistió y me
peino y conmigo en brazos (tenía 4 años y estaba muy grande) y mi hermano de la
mano, con el miedo ahogándole, nos llevó al bar donde habíamos quedado con mi
padre.
Mi padre fue a buscar al
médico al pueblo de al lado, donde vivíamos en esa época apenas era una aldea.
Por la noche, ya tenía
mucha fiebre y me dolían mucho las piernas que estaban cual piernas de trapo.
Al amanecer, me llevaron a Madrid, al hospital Gómez Ulla. Mi padre era guardia
civil, y por entonces no había seguridad social.
Como era una infección, me
llevaron al ala de infecciosos, y allí quedamos ingresadas mi madre y yo,
guardando ella la cuarentena, y yo para iniciar el duro camino de conseguir que
mis piernas pudieran tenerme en pie…
Éramos muy pocos los niños
que estábamos en ese hospital, asi que había habilitado un espacio acotado, con
habitaciones individuales, en realidad eran zulos mal ventilados mediante
ventanucos con rejas casi en el techo situados en el sótano, luz fluorescente
que se apagaban a casi toque de queda y puertas con cristal biselado que daban
sombras fantasmagóricas por la noche. Lo
único bueno es que al lado de mi cama de tubos blancos desconchados, estaba mi
madre en un catre. Y ese fue nuestro
nuevo hogar durante 6 meses.
Recuerdo los gritos de
dolor de los pacientes ingresados en una gran sala contigua a nuestra
habitación y que atravesamos para ir al gimnasio o al jardín cuando me dejaron
salir. Eran soldados, hombres jóvenes, casi todos enfermedades infecciosas
importantes, tifus, meningitis, sarampión, paperas, varicela… Mi madre corría
conmigo en brazos al atravesar la sala y siempre con la orden de que no
respirara mientras pasábamos, apoyada mi cabeza en su pecho.
Solo recuerdo a 3 niños,
Maribel, Manolin y Julito…seguramente había más, pero la mayoría no estaban en
el hospital
Recuerdo los pulmones de
acero, había solamente dos, máquinas para mi diabólicas que se tragaban a los
niños, y que me horrorizaban situadas frente a mi habitación.
Recuerdo los “fomentos” que
mi madre administraba durante muchas horas, calentando el agua en un pequeño
infernillo. Y los pies de la gente que andaba por el exterior, y que era el
único testimonio de que la vida seguía allí fuera.
Recuerdo a las monjas,
vestidas de blanco y con tocas almidonadas, casi todas antipaticas y ejerciendo
el poder, solamente para Sor Carmen tengo
un recuerdo dulce, porque sonreía a mi madre, y de vez en cuando le
llevaba entre el delantal alguna naranja, y también porque hacia la vista gorda
para que los soldados , incumpliendo las normas, pudieran entrar en mi
habitación y jugar conmigo.
Recuerdo las sesiones en el
gimnasio, la fisio Dori, simpática y dulce, que me enseñaba entre juegos a
reptar por el suelo, con la frase que nunca olvidé, si no puedes caminar,
arrástrate como las serpientes, ellas tampoco tienen piernas y se mueven…luego
los ejercicios y las paralelas. A mi lado siempre mi madre, siempre triste,
intentando aprender todos los ejercicios.
Recuerdo los féretros
pasando por la vereda hacia el depósito, con personas tristes y llorosas tras
ellos cuando me sacaban al jardín para que me diera el aire, pues la habitación no tenía ni ventilación ni
entraba más que una luz tamizada en los escasos 30 cm de ventana. Durante años
esos féretros vestidos de terciopelo negro y ribete amarillo fueron fuente de
mis pesadillas.
Recuerdo al médico que se
sentaba a mi lado y exploraba mis piernas, explicándole a mi madre como debía
mantener rectas las piernas y estirar mis pies.
Y recuerdo a mi madre
preguntando todos los días como una jaculatoria: ¿Hay algún tratamiento nuevo?
¿Cuándo nos podremos ir?
Luego vendrían los aparatos
ortopédicos, los bastones, las férulas para dormir, los yesos, la gimnasia
diaria, el plano inclinado, las visitas a médicos y curanderos, las
intervenciones…pero eso fue mucho más tarde y no es el momento de contarlo.
MARI LUZ VILANOVA CHOVI
Soy Mari Luz Vilanova Chovi, contraje la poliomielitis con tan sólo mes y medio de edad, nací en una alquería de la huerta valenciana en la zona del pouet de Campanar, en el seno de una familia humilde y trabajadora.
Lo que recuerdo es porque mis padres me lo han ido contando, por lo menos hasta que tuve uso de razón.
Mi madre me llevaba todos los días en tranvía al sanatorio de la Malvarrosa y a los dos años me operó D Álvaro López. En el mismo equipo de D Álvaro estaba Doña Concha Santapau mi médica rehabilitadora, uno de mis ángeles de la guarda, me cojió mucho cariño y trabajó conmigo hasta conseguir que diera mis primeros pasos.
La polio, me afectó en extremidades superiores e inferiores, pero los brazos pronto llegue a recuperarlos.
Empece a andar con 4 años con mis pesados aparatos de hierro que llegaban hasta la cintura.
Ahí empecé a dar más faena a mis padres, porque todas las semanas había que ir a la ortopedia a arreglarlos. La frase "no puedo" no se hizo para mí, y sólo me convencía probando a hacer cosas que hacían los demás niños, mi hermana, mi primo etc.... cosas como hacer el pino (creo que aún me duele la cabeza del porrazo que me dí ), patinar con patines de 4 ruedas (hasta 3 ó 4 intentos ) y así todo .
Fui una niña feliz , recuerdo que quería correr y lo intentaba, y me daba mucha rabia que me dijeran mis amigas del cole que iba de bulto, eso no lo entendí yo me veía igual igual que ellas.
Tuve la suerte que tanto en el colegio como fuera de él estuve rodeada de amigos que me trataron bien.
En mi adolescencia tuve amores y desamores como cualquier niña de mi edad. El deporte fue mi vida primero como deportista de élite en natación, power lifting, y esgrima.
Mis padres querían que estudiara administrativo y así lo hice,, pero yo no me veía en un despacho sentada, necesitaba más actividad y después de estar unos años en un despacho, comencé a realizar mi sueño. Fui profesora de natación e hice varios cursos a los que me mandaba la empresa para especializarme en natación para bebés y adultos en 1994 empece a trabajar en la piscina de la Federación valenciana de deportes adaptados como técnico en deporte adaptado.
Fui muy feliz, hasta que allá por el 2010 empece a encontrarme muy cansada, daba clase y al día siguiente no podía ni moverme, además empece a perder la voz . En año y medio, me rompí las dos piernas ,me desplomaba sin tropezar. Y me operaron de las cuerdas vocal esa.
No sabia Qué era lo que me pasaba y empezaron a hacerme pruebas hasta que me diagnosticaron el síndrome postpolio.
Me atacó muy fuerte, pasé de andar con una ortesis, a cojern además una muleta, luego dos y finalmente la silla de ruedas.
Bueno todo lo que en un principio me hundió, aprendí de nuevo a ser independiente, a manejarme con la silla subiendola y bajandola del coche ,a mirar hacia adelante y vivir la vida , desde que voy con la silla no hay quien me pare.
Estoy casada, tengo tres hijos maravillosos, tres nueras y mis tres princesitas que son mis nietas.
JUANA BAEZA
Estaba dando mis primeros pasos y un buen dia con 14 meses, se coló en mi cuerpecito el virus de la polio y no pude llegar a caminar.
Con el paso de los años caminé de forma diferente y aprendí que la adversidad simplemente nos hace más fuertes.
La lucha continua..."aquí sigo ganando batallas".
CARMEN MUÑOZ VALERA

Buenos días!!! La única forma de ver la realidad es mirándola de frente.
A pesar de no pocos impedimentos, de fisios, zapatos ortopédicos, férulas, etc. He podido desarrollar un vida plena y digna, gracias siempre al apoyo de mi familia. Tener movilidad reducida no es fácil, suelo llevar tacones en mis sueños, tan solo un día pude cumplir con un poco de agallas y muchas risas de Miguel y mías, ya lo contaré otro día pués fué una aventura.
En lo profesional, me formé y trabajo.
Mi personalidad se fué formando con todas las experiencias tan especiales a las que desde tan temprana edad me vi sometida, pero la grandeza del ser humano y sobre todo de los niños por su gran plasticidad hace que salga a flote cualidades, recursos y actitudes, y capacidades insospechadas, que facilitan a los demás poder ver quién y cómo más allá de la mera apariencia física.
En honor a la verdad, considero lo generosa que ha sido la vida conmigo, también yo fui con ella olvidando complejos innecesarios, resentimientos y reproches.
Sólo tengo palabras de agradecimiento para mis padres que ya no están por esos años tan difíciles que pasaron cuando me dio la Poliomielitis que lucharon para que mi vida fuera lo más grata posible, a mis hermanos, y muy especialmente a mi marido y mis hijos, que siempre están en todo momento cerca de mi, para cuando tengo esos días bajos, siempre con detalles que lo hacen cada día más grato.
Os quiero sois mi sostén y mi alegría, y como no decir que tengo seis nietos que pierdo la cabeza por ellos.
Y a ti Miguel darte siempre las gracias por hacerme la vida más fácil con tu amor, besos para todos.
Hoy es el día mundial de la POLIOMIELITIS, 24 DE OCTUBRE Y TAMBIÉN MI CUMPLEAÑOS.
IRMA GODOY
Fui una niña, más entre los tantos miles de niños que fueron brutalmente atacados en la República Mexicana entre los años de 1960s a los tres meses de edad, de la epidemia de poliomielitis, en esa época lamentablemente muchos niños, murieron y otros sobrevivieron a la más terrible de las epidemias que México recuerda. Aun recuerdo los relatos de esas interminables noches y días que mi madre me solía contar cuando fui mayor, la angustia desesperada de una madre al ver a su hija sufrir las más altas temperaturas, ver como dejaba de tener movimiento mi pequeño cuerpo sentir cuando me tomaba en brazos que parecía una especie de gelatina, el hecho de no saber qué era lo que me sucedía, la angustia e incertidumbre aumentaba a medida que me iba deteriorando por el virus que aún los médicos desconocían como tal, el virus seguía su curso sin poder saber que parte de mi cuerpo estaba siendo atacado por la Poliomielitis.
Me oscultaron muchos médicos pero sólo después de consultar a tantos, un gran medico fue el que finalmente diagnostico la Poliomielitis Infantil. Desde entonces emprendimos una batalla mí madre y yo por 18 años de intensa atención médica, operaciones y grandes horas de fisioterapia y dolor. Aparte de sufrir la enfermedad también sufrí emocionalmente el rechazo de la gente por miedo al contagio, , el rechazo de la sociedad sé hacia manifiesto, en años subsecuentes aún cuando ya se sabía que yo no podía contagiar a nadie..Sin embargo crecí siendo una niña muy extrovertida y con mucha seguridad pues los valores infundidos por mis padres y hermanos que hicieron que yo aceptara mi principio de realidad no como una adversidad, sino como una experiencia de vida distinta a los demás, esto me dio la posibilidad de crecer en otros campos intelectuales y emocionales incrementando mi sensibilidad y percepción de los sentidos comunes que en otras circunstancias no valoraría, teniendo en cuenta que a pesar de ser diferente en mi físico yo tenía otros valores y capacidades que me harían incursionar en un mundo muy distinto.. El dolor siempre fue mí compañero, y aún lo es, fue una infancia llena de contrastes emocionales. Entre aparatos, muletas y accesorios en el transcurso de mi supuesta rehabilitación. Con la fuerza y entusiasmo de una adolescente salí adelante ante la adversidad, mí mayor logro fue el realizar un sueño “Bailar a los 15 años sin aparatos” No, podré jamás olvidar la sensación de libertad de esa noche. Bailar y caminar sin ningún aditamento ortopédico. Mi sueño se había hecho realidad.La vida siguió su curso en una forma”normal” entre estudios y diversiones. Desde entonces entendí que yo podría lograr lo que me propusiera en mis metas en mi proyección mental, Lo que ahora soy es gracias al resultado del amor incondicional de mí padres , a su tenacidad y fortaleza.Tras varias operaciones ( 3 para ser exacta) las cuales me mantuvieron desde los 6 años que fue mi primera intervención quirúrgica entre hospitales y aparatos ortopédicos y así transcurrió mi niñez y adolescencia entre terapias y los estudios , forme una familia, cuatro maravillosos hijos, mis tesoros mas preciados Manifestándose una vez más en mi vida la gracia, de Dios permitiéndome ser madre pues con poliomielitis es difícil engendrar y mucho menos dar a luz.esto me lleva a una lectura que no hace mucho leí y aquí se las comparto
El movimiento por los derechos de la discapacidad desecha la noción de que las personas con discapacidad deban ser valientes o heroicos súper triunfadores, puesto que la mayoría de las personas con discapacidad simplemente tratan de llevar una vida normal, sin inspirar a nadie.Aunque los logros extraordinarios son dignos de alabanza en cualquiera, tenga o no discapacidad, este hecho no refleja la realidad cotidiana de la mayoría de las personas con discapacidad, que tiene que luchar constantemente con retos más pequeños tales como encontrar un autobús con elevador para silla de ruedas, o combatir las creencias de que las personas con discapacidad no pueden trabajar, recibir educación o disfrutar la vida como cualquiera. De acuerdo al pensamiento del movimiento por los derechos de la discapacidad, no es tanto el individuo con discapacidad el que necesita cambiar, sino la sociedad! pero mientras tanto yo seguiré viviendo y disfrutando lo que la vida me brindo, que quizás es mas de lo que merezco!
PEPI GARCIA
Soy Pepi García Rodríguez de Córdoba, y aquí tienes lo que me contaron de mi historia.
Solo tenía 10 meses, era el mes de febrero del año 1961. Un domingo por la mañana cuando mi madre me vestía sobre una mesa empece a llorar y a no sujetarme de pie, como días anteriores. Pues ya andaba sujetándome en las sillas que ponían a mi paso.
Estuve 8 días con grandes fiebres, el médico del pueblo no le dio importancia diciendo a mis padres que eso era un resfriado. Cuando pasaron 8 días y mi madre intuyo que lo que pedía era el virus de la poliomielitis me llevaron a un pediatra de un pueblo cercano Pozoblanco, y allí se lo confirmaron. Me afectó los miembros inferiores quedándome sin poder caminar hasta pasados los tres años y medio. Me llevaban todos los meses a un médico de Córdoba que me daban corrientes pero no recuperaba nada y a partir de los 7 años ya me empezaron a operar en el hospital de La Paz en Madrid, alli estuve hasta los 14 años. Una vez que murió franco ya se olvidaron de nosotros, ni siquiera nos dieron los historiales médicos. Se crearon las autonomías y nos quedamos perdidos y abandonados por años. Hoy en día tengo el síndrome postpolio y a partir de los 36 años tuve que usar bastones, pero desde hace tres años y a causa de una caída me fracturé él fémur y ya no puedo caminar. Engorde muchísimo, pero con dieta, piscina y muchísima fuerza de voluntad, he recuperado bastante movilidad. Ando cortas distancias con los bastones y estoy en continua lucha por que respeten nuestros derechos. Pertenezco a varias asociaciones y soy una trabajadora y luchadora incansable.
MARIA RAFAELA GONZALEZ
Mi memoria comienza en brazos de mi padre y rodeada de gente vestida de blanco ( contaba yo con 20 meses de nacida y dos de tomado el virus poliomielítico), él me coloca en una cama (también vestida de blanco), luego se aleja y comienzo a llorar. No quería que me deje en ese frío lugar.
Voy a comprar caramelos , me dice y ya una mujer me toma en brazos y él desaparece. Tardó 4 años en volver, otro de los recuerdos es jugar con mi hermanito en los pasillos. Porque son hermanitos le decía una enfermera a la otra.
Me conocí así,junto a mi hermanito Julio Cesar..sobrevivimos (mi hermana Susana María no lo logró,falleció casi a la semana pues le tomó las vías respiratorias), siempre pensé que la peor parte la tuvo mi madre..hoy sé por ser madre, que cualquier mamá no quiere ni un resfrío para sus hijos y ella luchó por dos y 7 hijos más por suerte sin contagio del virus.
Las historias son bastante similares, nosotros tuvimos suerte pues por estar solos ( mis padres de origen muy humilde no podían venir de Entre Ríos a visitarnos), nos salvamos de ser operados, se de muchos que tienen múltiples operaciones
Me acepté con mis aparatos y andar "diferente" tal vez al ver a Julio que se asemejaba en su secuela,no me acomplejé. Sí. me hacía ruido cuando alguien al verme le decía a mi mami..¡qué lástima! y tán bonita que es!!!mmmm eso no me gustaba..inspirar lástima era lo que tal vez me hizo toda la vida demostrar que ¡PODEMOS!...ser trabajadores/as..madres/padres...(mi hermano también lo fué ) y ser lo que la gente llama "normal". Por mi Julio Y mi mami y por tantos pares de todo el mundo es esta lucha.
La polio fué para mi algo natural, claro que me hubiese gustado ser bailarina clásica o andar en bicicleta...pero la vida me dió mucho más que a muchos/as.
Hoy luchamos por médicos CAPACITADOS ,EN SINDROME POST POLIO..Un centro como el de Cuba o Brasil...¿porqué ARGENTINA siendo tán rica todavía no lo tiene?
ESTELA DEL VALLE GUARASCIO
Hoy, 11de octubre hace 63 años que vivo o sobrevivo después de un ataque terrorista de un virus que casi no se conocía: la poliomielitis.
Corría el año 1960, solo recuerdo no haber podido levantarme de una pelela, donde mi madre me puso para hacer pis. No pude levantarme, no tenía fuerzas, con 2 años y 8 meses, supe que eso no era normal. Intenté pararme pero no lo logré. En seguida, todo quedó en tinieblas. Desperté dentro de un pullmotor despues de un sueño que al ver a mi madre a mi lado le conté: "Mamá, unos angelitos me llevaban hacia arriba, me ayudaban a volar, y a través del techo entraba una luz blanca muy fuerte. Les pregunté que había allá, me dijeron, algo hermoso te espera; sentí alegría y mucha curiosidad, pero de repente, me acordé de mis hermanitos y les pregunté si volvería a verlos, me contestaron que no, `¿y a mi madre y a mi padre?`, tampoco dijeron. Entonces me desesperé y dije, `no voy, no voy!`. Me aferré a un palo que sostenía el techo muy fuerte y ellos desaparecieron.
Foto: Internada en ASIR, (antes se llamaba así) instituto del lisiado. durante un año.
Hoy, 11de octubre hace 63 años que vivo o sobrevivo después de un ataque terrorista de un virus que casi no se conocía: la poliomielitis.
Corría el año 1960, solo recuerdo no haber podido levantarme de una pelela, donde mi madre me puso para hacer pis. No pude levantarme, no tenía fuerzas, con 2 años y 8 meses, supe que eso no era normal. Intenté pararme pero no lo logré. En seguida, todo quedó en tinieblas. Desperté dentro de un pullmotor despues de un sueño que al ver a mi madre a mi lado le conté: "Mamá, unos angelitos me llevaban hacia arriba, me ayudaban a volar, y a través del techo entraba una luz blanca muy fuerte. Les pregunté que había allá, me dijeron, algo hermoso te espera; sentí alegría y mucha curiosidad, pero de repente, me acordé de mis hermanitos y les pregunté si volvería a verlos, me contestaron que no, `¿y a mi madre y a mi padre?`, tampoco dijeron. Entonces me desesperé y dije, `no voy, no voy!`. Me aferré a un palo que sostenía el techo muy fuerte y ellos desaparecieron.
MANUEL GONZALEZ MUÑOZ
A mí me dio la polio a los dos años y medio . Y nací en un pequeño pueblo de Salamanca, Espeja. Recordarlo la verdad que no lo recuerdo , me vienen pequeñas imágenes o flases , de los años siguientes .Los primeros días con las fiebres , bastantes inyecciones , que era lo que había en aquel tiempo . Pues como a la mayoría , los padres fueron los que tuvon que andar conmigo , de visita a médicos particulares , consultas en el Hospital provincial de Salamanca . En casa muchos paños de agua caliente para poner en las piernas y por el cuerpo y baños completos en una bañera de cinc que mandaron hacer al herrero del pueblo . En Salamanca me prepararon como un molde de escayola de todo el cuerpo , recubierto de vendas , o llamado cama de escayola , para evitar que se torcieran las extremidades . Así me tuvon como unos ocho meses . Pero de caminar nada , las piernas desde entonces como muertas .
Así fueron pasando los meses, hasta que por mediación del alcalde y el cura del pueblo me consiguieron encontrar una plaza y me llevaron al hospital de San Juan de Dios en Bilbao. Allí estuve cerca de un año , me operaron del pie izquierdo , y me puson mis primeros aparatos ortopédicos y me enseñaron a caminar de nuevo , junto con unas muletas . Y ya tenía seis años . A partir de entonces volví a correr , saltar , caerme , romperse algún aparato y arreglarmelo en casa o el herrero como bien podía .
Pero claro yo seguía creciendo , y entonces ya solicitaron ir a Madrid a la Clínica de la Paz , y allí iba cada seis meses al principio y luego ya cada año , para cambiarme los aparatos y ver cómo iba . En algunas ocasiones estuvon apunto de operarme pero yo y mis padres no lo veíamos muy claro , y preferí no hacerlo .
Así fueron pasando los años, estudie en el pueblo , y más tarde en el centro de discapacitados del CRMF. A los 27 años me casé con mi mujer también discapacitada por polio. Hemos tenido dos hijas , y yo estuve trabajando en la ONCE vendiendo cupones cerca de 30 años . Me jubile a los 56 años anticipadamente y ahora voy a cumplir 65. Y desde hace varios años nos viene afectando la Pospolio , con lo cual tenemos que utilizar , tanto yo con mi mujer , para salir a la calle escúter , pues apenas aguantamos a caminar .